Una estrella que nació jubilada
Estaba en un bar del centro de Bogotá, el barman hizo sonar un soul que nunca había escuchado, le dije que no conocía esa canción de James Brown, a lo que él responde: no es Brown, es Charles Bradley.
Cuando lo oí por primera vez quedé totalmente cautivado, la forma como cantaba y ese sentimiento que le impregnaba a cada nota hizo que me conectara con su música de inmediato (y para siempre). Unos días después empecé a buscar más sobre mi nuevo artista favorito y me sorprendió encontrar solo imágenes recientes. La verdad es que su aspecto de más de 60 años me hizo pensar que habría sido una estrella del soul, retirada, que volvía al ruedo. Pero no, era una estrella que a penas nacía, una estrella que nació jubilada.
Su vida no fue nada fácil e hizo todo tipo de trabajos para sobrevivir, incluso, por mucho tiempo trabajó como imitador profesional de James Brown, hasta que un amigo lo convenció de firmar con la disquera Daptone Records y es ahí, a la edad de 63 años, cuando debuta con el álbum No Time for Dreaming.
Su partida ha sido una gran pérdida para la música y lamento mucho que su éxito haya durado tan poco. Charles Bradley fue una estrella fugaz que brilló con intensidad y el corto resplandor de su carrera ha sido para mí un gran ejemplo de superación, me enseñó que nunca es demasiado tarde para cumplir un sueño. Siempre que escuche una de sus canciones pensaré en esta frase “no time for dreaming, gotta get up”, no hay tiempo para soñar, es hora de levantarse.
Te recomiendo leer este artículo Charles Bradley, soul pasional para derretirse
Septiembre de 2017